Si alguien nos pregunta por la gastronomía alemana, pocos son los que podemos ir más allá de cuatro productos: salchichas, codillo, cerveza o chucrut. Pero, lo cierto es que en el país germano existe una gran variedad de platos típicos y costumbres culinarias. Tantas como regiones o estados federados.

El recetario alemán da un indiscutible protagonismo a las carnes pero, más allá de las más de 1500 variedades de salchichas, también podemos encontrar infinidad de guisos a base de tubérculos, verduras y embutidos. Los encurtidos o los centenares de panes diferentes, así como postres reconocidos internacionalmente, son otros de los pilares de una rica oferta gastronómica que se ve influenciada por la tradición culinaria de los países limítrofes. Hoy os proponemos tres deliciosas y originales recetas que son la mejor prueba de la riquísima oferta gastronómica del país centroeuropeo.

Kartoffelnauflauf (pastel de patata y bacón)

Este sencillo y sabrosísimo plato se elabora con dos de los ingredientes estrella de la gastronomía germana: el bacón y la patata. De hecho Alemania es uno de los principales consumidores de cerdo de Europa y la patata es una de las tres verduras (junto con la cebolla y las coles) que acompaña siempre las recetas germanas.

Para elaborarlo necesitaremos: 2 cebollas, 4 patatas grandes, 200 g de bacón, 250 ml de nata para cocinar, nuez moscada al gusto, queso Emmental rallado y sal.

Elaboración:

Pelamos y cortamos las cebollas en rodajas finas. Hacemos los mismo con las patatas, que cortaremos como si fuéramos a hacer una tortilla.

Troceamos el bacón en tiras o en trocitos (según os guste más).

Precalentamos el horno a 180 grados. En una sartén calentamos un chorro de aceite de oliva y sofreímos las cebollas hasta que estén transparentes. Retiraremos antes de que lleguen a dorarse.

Cubrimos una fuente de horno con la cebolla. Sobre ella ponemos una capa de patatas, trocitos de bacón y espolvoreamos con sal y nuez moscada. Repetimos la operación hasta terminar con los ingredientes o hasta que esté llena la fuente.

Sobre la última capa vertemos la nata y horneamos a 200 grados durante 30 minutos o hasta que las patatas estén blandas. Cuando falten unos cinco minutos, espolvoreamos la fuente con abundante queso rallado y gratinamos.

Este pastel puede ser un acompañamiento de una carne o servirse como plato único, acompañado de una ensalada verde que aportará un exquisito contraste de sabores.

Frikadellen o hamburguesas alemanas

Las Frikadellen son unas deliciosas hamburguesas alemanas especiadas. Encontraremos muchas maneras de prepararlas pero los ingredientes fundamentales son la carne de ternera, el huevo y una mezcla de especias alemanas.

Para prepararlas necesitaremos: 600 g de carne de ternera picada, 6 huevos, sal al gusto, dos cucharadas de mostaza antigua, pimienta negra, nuez moscada y mejorana en polvo.

Elaborarlas es tan sencillo como mezclar todos los ingredientes en un bol, trabajándolos con un tenedor, hasta obtener una mezcla homogénea de carne picada. Cubrimos con papel film y dejamos reposar en la nevera durante unos 30 minutos.

Dividimos la mezcla en 6 partes y formamos 6 bolas (deben quedar como 6 albóndigas grandes). Con la palma de la mano las aplanamos, dándoles una forma ovalada y las ponemos sobre una fuente de horno o en la plancha en la que las cocinaremos, dejando cierta separación entre ellas para que no se peguen.

Nuestra recomendación es que las cocinéis en el horno, pues no necesitaréis usar grasa y todos los jugos se quedarán en el interior de nuestras Frikadellen. Si eliges esta opción deberás precalentar el horno a 180 grados y cocinarlas 8 minutos por un lado y otros 4 por el otro.

Las podemos servir acompañadas de patatas fritas o ensalada verde o de patatas. Y en cuanto a las salsas, una simple mostaza, barbacoa o chimichurri serán las compañeras perfectas.

Flammkuchen o tarta flambeada

Ésta es una sencillísima receta tradicional de las regiones de Alsacia, la Lorena francesa y la región alemana de Palatinado. Podría parecer una pizza por su aspecto, pero se trata de un plato único con una base crujiente, cubierta de una suave crema y una perfecta combinación de cebolla y speck ( jamón alemán ahumado en frío).

Para elaborarla necesitaremos: 250 g de harina de trigo, 1/2 cucharadita de sal, 125 ml de agua, 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, 200 g de crema fresca gruesa (Schmand), si no la encuentras puedes utilizar nata, 1 cebolla grande, 200 g de speck, nuez moscada y pimienta negra.

Elaboración:

En un bol grande mezclamos la harina de trigo y la sal. Hacemos un hueco en el centro y agregamos agua y el aceite de oliva. Mezclamos con una cuchara de madera, hasta que empiece a formarse una masa. Luego, amasamos con las manos, sobre una superficie ligeramente enharinada, hasta obtener una masa suave y elástica. Dejamos reposar, cubierta con un paño de cocina limpio, unos 30 minutos.

Para el relleno, pelamos y cortamos la cebolla en rodajas finas. Cortamos el jamón en tiras pequeñas. En un bol mezclamos la crema fresca, una pizca de nuez moscada, pimienta negra y sal al gusto. Reservamos.

Precalentamos el horno a 250 grados y mientras se calienta, dividimos la masa en dos partes iguales. En una superficie ligeramente enharinada, extendemos cada parte de la masa con un rodillo hasta conseguir que quede muy fina, casi trasparente. Colocamos en dos bandejas de horno sobre papel de hornear.

Ponemos sobre ellas la mezcla de crema, dejando un borde alrededor sin cubrir. Sobre la crema colocamos rodajas de cebolla y tiras de speck. Horneamos durante 10 o 15 minutos o hasta que los bordes estén dorados y crujientes. Retiramos y servimos cortada en porciones individuales. Podemos acompañarla de una ensalada de hojas verdes para aportar frescor.