Cómo evitar el desperdicio de alimentos: 1600 millones de toneladas cada año

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Cómo evitar el desperdicio de alimentos: 1600 millones de toneladas cada año

Cada año se desperdician 1600 millones de toneladas de comida en todo el mundo, lo que se traduce en unas pérdidas de más de un billón de dólares. Pero las consecuencias de este sin sentido también contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero y en consecuencia al calentamiento global. El impacto de estos desechos en nuestro medioambiente se traduce en 3.300 millones de toneladas de equivalente de CO2 que se liberan a la atmósfera. Así lo asegura la Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esta institución calcula que el desperdicio en comida es responsable del 8% de las emisiones de gases contaminantes, que el 30% de la tierra agrícola se destina a cultivar alimentos que nunca se consumirán y que un 21 % del agua dulce a nivel mundial se desecha para su producción. En el otro lado de esta terrible e injusta balanza los mil millones de personas que sufren desnutrición en todo el mundo. Todos ellos y otros mil millones de personas más se alimentarían con lo que desperdiciamos los habitantes del mundo privilegiado.

Sin duda, no solo los consumidores somos responsables de esta injustificable situación (se estima que en los países industrializados el 40% del desperdicio de alimentos se da a nivel minorista o de consumidor final), pero de lo que sí debemos responsabilizarnos es de la parte que podemos evitar cada uno de nosotros. Reducir el desperdicio de alimentos en nuestros hogares no es difícil. Basta con poner en práctica unos sencillos gestos.

8 consejos para reducir las cifras de la vergüenza

  • Haz una lista de la compra. Comprar según lo que nos entra por los ojos es el primer gran error, que nos llevará a desperdiciar comida. Lo ideal es que prepares un menú semanal o diario, si vas a la compra todos los días, y hagas una lista, única y exclusivamente, con los productos que vas a necesitar para preparar ese menú. Al comprar solo lo que necesitamos, no solo ahorraremos tiempo y dinero, sino que fomentaremos la sostenibilidad y nos será más fácil mantener una dieta equilibrada.
  • Haz la compra con frecuencia. Hacer una lista de la compra a largo plazo es más difícil pues o bien compramos demasiado y los productos acaban caducando, o se nos olvidan cosas y acabaremos comprando más veces y más alimentos. Si haces compras más pequeñas será más fácil asegurarte de que todo se va a consumir.
  • Orden. Una nevera y despensa bien ordenadas son fundamentales para saber qué productos tienes, qué necesitas, qué tiempo tenemos antes de que caduquen o cuáles debemos consumir antes o después. Respetar las instrucciones del fabricante de tu frigorífico es fundamental para la conservación de los alimentos. Por ejemplo, normalmente los alimentos crudos o frescos y los que antes caducan deberían estar en las baldas inferiores. Si tu despensa y nevera están ordenadas te será mucho más fácil hacer una revisión periódica de los alimentos que debes priorizar a la hora de consumir.
  • Conserva los productos adecuadamente. Comprueba que la nevera y el congelador están programados a la temperatura adecuada. Lee las etiquetas de los diferentes productos para saber la temperatura de conservación recomendada, pero en líneas generales los alimentos frescos deben de conservarse entre 1 y 5 grados y los congelados a menos 16 o 18 grados.
  • Interpreta bien el etiquetado. No olvides que “fecha de caducidad” se refiere al día o mes a partir del cual no se puede consumir un alimento y “fecha de consumo preferente” significa que, aunque puede disminuir su calidad o cualidades nutricionales, es perfectamente comestible.
  • Cocina de aprovechamiento. Reutilizar la comida es una de las mejores maneras de evitar que ésta acabe en la basura. Con las sobras se pueden preparar infinidad de nuevas y deliciosas recetas, sin que pierdan un ápice de nutrientes o sabor.
  • La regala de las tres C: Comparte, congela y combina. Empezaremos por la última C pues se refiere, precisamente, a las combinaciones de diferentes ingredientes que se traducen en deliciosas recetas de aprovechamiento. En cuanto a la segunda C, es evidente que nuestro congelador puede ser el mejor aliado para evitar que los alimentos que hemos comprado acaben en el contenedor. Además, si congelas las sobras, ahorrarás tiempo y dinero, pues tendrás la comida preparada para otro día y también cuidarás el medio ambiente, pues no solo no desperdicias, sino que evitarás consumir más energía. Congelar también es una solución para alargar la vida de un producto que no has consumido y está a punto de caducar.
  • Aprovecha las nuevas tecnologías. En la actualidad existen diferentes apps, que han nacido con el objetivo de luchar contra el desperdicio de comida, dando una segunda vida a todo aquello que se va a tirar en los comercios, bares o restaurantes y que venden por un precio más económico.

Si pones en práctica estos sencillos consejos contribuirás a poner fin a este vergonzoso despilfarro que ataca la sostenibilidad de nuestro planeta y hace todavía más profunda la injusta brecha entre los países desarrollados y el tercer mundo. Y un último consejo: la próxima vez que vayas a tirar a la basura algún alimento en buen estado recuerda que cada día 40.000 personas mueren de hambre en todo el mundo.

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