Una Navidad más sostenible es posible y podría ser uno de los mejores regalos que nos hiciéramos a nosotros mismos, a los nuestros y a nuestro planeta. Y es que, esta época podría ser la más contaminante e insolidaria del año. No en vano, si el modelo de consumo de los países desarrollados (derroche de comida, papel y plástico) se extendiera a todo el mundo, durante los 15 días de las fiestas navideñas, se necesitarían tres planetas (con sus materias primas y fuentes energéticas) para atender toda la demanda. Frenar este consumo incontrolado de comida y energía está en nuestras manos y estas Navidades podrían marcar el punto de inflexión hacia una sociedad más ecológica. Si te apuntas al reto, los siguientes consejos te ayudarán a disfrutar de una Navidad mucho más sostenible:
Pensábamos que los árboles artificiales eran una buena opción al talado de árboles naturales y, por tanto, más sostenibles, pero nada más lejos de la realidad. Según el informe de Carbon Trust, la huella de carbono de un árbol artificial de 2m es de hasta 40 kg de CO2 y solo resultaría más sostenible que uno natural que termina quemado, si fuese reutilizado por lo menos durante 10 años. Como alternativa, puedes optar por un árbol natural, plantado en maceta, que puede ser trasplantado, usarse para leña, materiales de carpintería o compost. Otra buena alternativa son los árboles realizados con materiales reciclados o biodegradables, como aquellos hechos con cartón, ramas de árbol o palees, que se pueden reutilizar Navidad tras Navidad.
Si utilizamos luces de bajo consumo disminuiremos el impacto energético, pero lo más sostenible sería no utilizar luces o al menos reducir su uso al mínimo. Como sabemos que esto es pedir demasiado, te sugerimos que limites las horas en las que las luces estén encendidas, que uses luces LED o que combines las luces eléctricas con velas.
Diseña tus menús navideños con productos de proximidad y temporada que, no solo son mucho más sabrosos, de mejor calidad y más sostenibles, sino que además benefician a los productores y comercios de la zona en la que vives. Al no tener que ser transportada ni refrigerada, la comida local y de temporada conserva todas sus propiedades al tiempo que deja una huella de carbono mucho menor.
Si vamos a ser 10, ¿por qué en Navidad siempre compramos o cocinamos como si vinieran a comer veinte personas? La abundancia nada tiene que ver con la calidad. Es más, si compras las cantidades que de verdad necesitas, con el mismo presupuesto, podrás ofrecer a tus comensales productos más caros y exquisitos y evitarás desperdiciar comida. Hay que tomarse un tiempo para calcular los alimentos que vamos a consumir, según los invitados que vamos a tener. Es cierto que en estas fechas comemos más de lo normal, pero debemos diseñar nuestros menús con cabeza, para que la comida no termine en la basura.
Cada vez son menos las mesas que se visten con las tradicionales servilletas de tela. Es cierto que las de papel pueden resultar más cómodas, pues no necesitarás lavarlas, pero tendemos a utilizar muchas más de las que de verdad necesitamos, desperdiciando metros y metros de papel. Nuestro consejo es que vuelvas a las servilletas de tela. Es más, también que, en lugar de cubiertos y platos desechables, utilices las vajillas y cuberterías de toda la vida. Tendréis que trabajar un poco más, pero contribuiréis a reducir las toneladas de desechos contaminantes que acaban en nuestras basuras en estas fechas.
Desperdiciar alimentos es una de las actitudes menos sostenibles, más insolidarias y generalizadas en los países occidentales. Por tanto, si a pesar de seguir nuestro consejo anterior, te ha sobrado comida, guárdala. No solo evitarás cocinar otro día, sino que consumirás menos electricidad, ahorrarás dinero y contribuirás a reducir la contaminación causada por la sobreproducción de alimentos. Eso sí, no olvides dejar que la comida se enfríe antes de introducirla en la nevera o el congelador, para que no se incremente el consumo energético.
Tanto si son productos comprados con antelación como si son sobras, la mejor manera de descongelar es en la nevera. Más allá de que los productos conservan así todas sus propiedades, al estar congelados mantienen la temperatura del electrodoméstico, haciendo que consuma menos electricidad.
Muchas veces pensamos que lavar a mano es más sostenible y consume menos electricidad, pero lo cierto es que no solo gastamos más agua sino también más energía y gas (si lavamos con agua caliente). Por lo tanto, utilizar este electrodoméstico es más eficiente y te ayudará a reducir tus facturas. Otro consejo: espera a ponerlo cuando esté lleno y utiliza un programa ECO.
Según un estudio del INE (Instituto Nacional de Estadística), durante los meses de diciembre y enero se genera en nuestro país más de un millón de toneladas de papel, plástico y cartón. Unas cifras que evidencian la necesidad de buscar alternativas más sostenibles para envolver nuestros regalos. Una original manera de hacerlo es la técnica de Furoshiki, originaria de Japón. En el país nipón se envuelven los regalos con un pañuelo o pieza de tela de colores y el resultado no solo es sostenible sino muy llamativo y original.
Como ves, siguiendo estos sencillos consejos, una Navidad sostenible es posible. Comidas, cenas, reuniones familiares y regalos seguirán siendo tan alegres, divertidas y entrañables, pero, además, habremos puesto nuestro granito de arena para conseguir un mundo más solidario y respetuoso con el medioambiente.
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