La importancia de cómo y dónde colocar los alimentos en la nevera va mucho más allá de una mera cuestión de orden. No todos los compartimentos o zonas de la misma están a idéntica temperatura y según coloques los productos, ayudarás o entorpecerás el buen funcionamiento de este electrodoméstico. Por tanto, el almacenamiento correcto de la comida, junto con la higiene, es fundamental para conservar de forma óptima los alimentos y que éstos mantengan todas sus propiedades intactas. Conscientes de que somos muchos los que todavía tenemos dudas sobre cómo aprovechar al máximo y de la manera más eficiente nuestros frigoríficos, hoy hemos recogido algunos trucos o consejos que nos pueden ser muy útiles.
Temperatura y ventilación son fundamentales para la perfecta conservación de los alimentos. La temperatura recomendada está entre los 0 los 8 grados centígrados, pero, aunque esa sea la temperatura programada, ésta no es siempre la misma en todo el frigorífico. Por una parte, si los cajones están cerca del congelador, la temperatura será menor y se podrán congelar los productos que introduzcamos en ellos. Lo mismo sucede con las paredes de la nevera, donde se encuentran los tubos de refrigeración. Por tanto, no debemos colocar los alimentos a menos de dos centímetros de dichas paredes.
La importancia de la ventilación radica en que es la que permite que el aire frío circule entre los alimentos. Si los colocamos unos encima de otros o muy pegados estaremos dificultando que el frío llegue a todo ellos por igual.
Otro aspecto a tener en cuenta es la pérdida de temperatura que provocamos cuando introducimos un alimento caliente o cuando dejamos abierta la puerta mientras decidimos que coger. Una costumbre demasiado extendida, que se traduce en una peor conservación de los alimentos y un importante incremento de la factura energética.
Antes de comenzar con el orden, es fundamental limpiar nuestra nevera para garantizar no solo la seguridad alimentaria sino también la eficiencia energética de la misma. Lo primero es retirar absolutamente todo lo que haya dentro. Luego desenchufas el frigorífico y lo limpias minuciosamente. En el mercado hay multitud de productos indicados para esta tarea pera un remedio casero perfecto es el que se obtiene al mezclar agua templada con bicarbonato de sodio. Es importante que no queden restos del producto de limpieza y dejar secar bien antes de introducir los alimentos, para evitar la aparición de hongos y malos olores.
Para que los alimentos conserven todas sus propiedades durante más tiempo es vital que los coloquemos en el lugar correcto del frigorífico según su temperatura:
Si colocas los productos más antiguos delante y los de fecha de caducidad más tardía detrás evitarás que te caduque la comida porque, al estar escondida, has olvidado que la tenías y que estaba próxima su fecha de caducidad. De este modo no solo garantizarás que consumes productos con todas sus propiedades intactas, sino que además evitarás el desperdicio de alimentos y de dinero…
Si no tienen un envase propio, es fundamental que envuelvas los alimentos correctamente para evitar la aparición de bacterias y olores desagradables. Especialmente fiambres, quesos y comidas preparadas deben guardarse perfectamente tapados. Para contribuir al orden del frigorífico es aconsejable utilizar recipientes de plástico o cristal con tapa y, a ser posible, rotularlos para saber qué contienen y cuándo se elaboraron. El papel film también es muy práctico y permite aprovechar al máximo los espacios. Eso sí, mucho cuidado con guardar los alimentos en bolsas de plástico, pues pueden acelerar su descomposición.
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