Nos ha costado, pero, poco a poco, los españoles estamos descubriendo el placer de degustar un buen brunch. ¿Qué no sabes de qué te estamos hablando? ¿Nunca lo has probado? Pues si sigues leyendo, te aseguramos que tus fines de semana nunca volverán a ser lo mismo.
La palabra brunch viene de la combinación entre las inglesas breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo o comida del mediodía). Por tanto, el brunch es ni más ni menos que una comida que se hace entre la hora del desayuno y la de la comida y que sustituye a estos dos.
Este desayuno tardío o comida temprana tiene su origen a finales de 1800 en Inglaterra. Los domingos las familias de clase alta británica solían dar el día libre a sus sirvientes y estos, antes de irse, preparaban un bufé que incluía platos habituales en los desayunos y recetas de las que elaboraban para las comidas. Así, los señores podían servirse a lo largo del día, dependiendo de la hora a la que se levantaran o tuvieran hambre. Desde Inglaterra se exportó a los Estados Unidos y hoy en día es un clásico de los fines de semana o los festivos en buena parte de nuestro continente. Días en que se puede dormir un poco más y no hay que ceñirse a un rígido horario para comer. El brunch se suele servir entre las 10 de la mañana y las cinco de la tarde, por lo que puedes disfrutarlo en un rango de horario muy amplio y mezclar platos dulces y salados.
Hasta hace muy pocos años, en España casi nadie sabía qué era un brunch y eran pocos o casi ninguno, los restaurantes, bares u hoteles en los que se podía disfrutar. Pero, hoy en día, cada vez son más los locales que han adaptado su oferta, añadiendo a su carta este “desayuno-comida” y también son cada día más numerosos los españoles que los fines de semana se “entregan” a este auténtico placer para el paladar.
En su origen el brunch era un bufé y así sigue siendo en la mayoría de los países de Europa, pero en España está cuajando más el concepto de una “carta-brunch”, en la que se ofrecen platos combinados de recetas tradicionales, tanto dulces como saladas, y también novedosas preparaciones basadas en la cada vez más aclamada comida saludable. Eso sí, si te animas a probarlo, debes saber que no suele ser barato, pero te garantizamos que vale la pena.
El secreto del creciente éxito del brunch en España responde a dos motivos. De una parte, la gran afluencia de turismo británico a nuestro país y la necesidad de los hoteles y restaurantes de ofrecerlo para que se sientan como en casa, con sus horarios y comidas. Otro motivo, no menos importante, es la cultura del ocio nocturno, especialmente entre los jóvenes, que muy a menudo se levantan a la hora de comer. Y otro dato revelador de su éxito: los fanáticos del brunch aseguran que es la mejor manera de recuperarse de una noche de fiesta…
Como hemos dicho, el típico brunch combina platos dulces y salados. Entre los platos dulces más habituales encontramos tortitas, tostadas francesas, gofres, galletas, muffins o batidos. En cuanto a las recetas saladas, los típicos huevos, ya sean revueltos o al plato, acompañados de alubias, hortalizas a la plancha, bacon o salchichas, son siempre protagonistas, pero, si me preguntas cuál es el plato del brunch por antonomasia, te diré que es, sin duda, los huevos benedictinos o benedict. La base de este plato son los muffins ingleses, unos panecillos salados que se parten por la mitad y se tuestan. Encima de cada mitad se colocan unas tiras de beicon crujiente, sobre las que descansa un huevo escalfado, coronado con salsa holandesa.
Pero, en un mundo en el que lo “eco” y la comida saludable gana cada día más adeptos, los restaurantes se han visto obligados a adaptar también su oferta de brunch para dar respuesta a esta creciente demanda. Eso sí, no por ello hay que renunciar a los placeres tradicionales. Solo hay que cambiar algún ingrediente para hacer de las típicas recetas platos más saludables. Por ejemplo, la tradicional mermelada es sustituida por mermelada casera sin azúcar (se sustituye por estevia u otros edulcorantes). Lo mismo sucede con la crema de cacao y avellanas, que se ofrece sin azúcares añadidos o con el queso de untar, que se puede sustituir por queso untable vegano. Junto con estas variaciones de las tradicionales “estrellas” de desayunos y brunches, también encontramos smoothies tan densos que se pueden comer con cuchara, pudines de chía, porridge de avena o batidos y licuados verdes, repletos de vitaminas y energía.
A pesar de sus cientos de años de historia, el tradicional brunch tampoco escapa a las fórmulas más creativas e innovadoras que buscan satisfacer los gustos de las nuevas generaciones y diferenciarse de la oferta más clásica. Los restaurantes cambian su decoración y disposición sólo durante el servicio del brunch. La ambientación musical se cuida con mimo e incluso hay locales que ofrecen música en directo, actual, remember o clásica.
En definitiva, el brunch ha llegado a España para quedarse y cada vez son más las familias que aprovechan el fin de semana para levantarse con tranquilidad y disfrutar de este “desayuno-comida” que te carga de energía para el resto del día…y ¡de la semana!
¿Te apuntas?
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR