Sin duda, la vuelta al trabajo, a las rutinas y a los rígidos horarios producen en todos nosotros cierto desaliento, pereza o añoranza. Se acabó la buena vida y adaptarse requiere de unos días de inmersión en nuestra nueva realidad. Hasta aquí todo correcto. Pero, si esta situación se mantiene a lo largo de los días, experimentas tristeza, cambios de humor, irritabilidad, cansancio, falta de energía y motivación o una clara disminución de tu rendimiento laboral, es más que probable que seas víctima del síndrome postvacacional.
Este síndrome es muy común. De hecho, afecta al 40% de la población, pero existen numerosas estrategias para afrontarlo y superarlo. Nosotros nos centraremos hoy en la eficacia de una buena, equilibrada y ordenada alimentación. No en vano, la relación entre el síndrome postvacacional y la nutrición está científicamente comprobada por diferentes estudios, que aseguran que el estrés provoca que muchas personas canalicen su estado emocional a través de la comida e incrementes la ingesta de alimentos hipercalóricos, cargados de grasa y azúcares. Una práctica nada aconsejada no solo porque agravaremos nuestro decaído estado de ánimo, sino que acabaremos sumando, a los kilos que hemos ganado en vacaciones, unos cuantos más.
Estrategias nutricionales para combatir el decaimiento postvacacional
- No intentes compensar. Debes recuperar tu alimentación habitual sin hacer drásticas reducciones de la ingesta diaria. La clave está en comer mejor no en dejar de comer.
- Haz cinco comidas al día. Establecer rutinas horarias de alimentación puede servir de gran ayuda para mejorar nuestra actividad metabólica y la adaptación de nuestro sistema digestivo a una dieta más equilibrada y variada.
- Cuida las cantidades según el momento del día. Una de las consecuencias de la vuelta a la rutina es la alteración del sueño. Para regularlo, es aconsejable consumir el 60% de los alimentos antes de las 17 horas y el restante 40% antes de las 21.
- Consume productos que faciliten el descanso. Son aquellos que favorecen la síntesis de la melatonina, como los huevos, el bacalao, el plátano, el marisco, las aves, la piña, el aguacate, el brócoli, el tomate, los frutos rojos o los frutos secos.
- No mezclar comida y emociones. Debemos alimentarnos para cubrir nuestras necesidades metabólicas, no para superar momentos de tensión, tristeza o ansiedad.
- Aprovecha la probada conexión entre alimentos y memoria. Si quieres mejorar tu estado de ánimo, prepara alguno de los platos que has degustado durante las vacaciones y así conectarás con ese momento y revivirás el sentimiento placentero que experimentabas durante las vacaciones.
- Consume más vitamina C y B. Naranjas, fresas, papaya o kiwi son frutos idóneos para este momento del año. La vitamina C combate el estrés oxidativo y con ello reduce la ansiedad. Por su parte, alimentos como las carnes, los pescados o los huevos también deberían estar más presentes que nunca en nuestras mesas, pues son ricos en vitamina B, que nos ayuda a combatir el cansancio.
- Aumenta la ingesta de verduras de hoja verde, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas y cacao. Estos alimentos tienen alto contenido en magnesio, mineral que no solo se encarga de controlar el azúcar en sangre, sino que reduce la fatiga y el cansancio, regula el estrés y mejora los niveles de serotonina (la hormona de la felicidad).
- Evitar los productos ultraprocesados. Estos alimentos generan a corto plazo una sensación placentera, pero, instantes después de haberlos ingerido, este sentimiento agradable se convierte en arrepentimiento, culpabilidad y mayor decaimiento del que sentíamos antes de comerlos.
- Disfruta del placer de comer sano. Especialmente en esta etapa de adaptación a la vuelta al trabajo, debes intentar exprimir cada momento de placer y la comida es, sin duda, uno de los mejores placeres que tenemos al alcance de la mano. Come relajado, despacio, respirando y saboreando todos los alimentos. No solo mejorarás tu ánimo, sino que facilitarás el proceso de digestión y tu cuerpo absorberá todo lo que necesita tu metabolismo para funcionar correctamente.
- Bebe más agua. Olvídate de bebidas azucaradas, gaseosas y alcohol y recupera el hábito de beber agua para saciar tu sed. Es fundamental mantenerse bien hidratado durante las horas de trabajo para no sucumbir al cansancio y mantenerse activo física y mentalmente.
- Reduce la ingesta de cafeína. Puede que éste sea, precisamente, el momento en que más recurrimos al café para contrarrestar las consecuencias de la vuelta a los madrugones, pero lo cierto es que abusar de las bebidas con cafeína no es nada aconsejable. No solo nos costará más conciliar el sueño y dormir profundamente, sino que nos sentiremos más irritables y estresados.
- Enriquece tu dieta con complementos alimenticios ricos en nutrientes que nos ayuden a afrontar con garantías de éxito la vuelta a la rutina. Son recomendables aquellos que aportan magnesio, triptófano, cromo y vitaminas B y C.
Si sigues estos consejos es muy probable que pronto recuperes tu motivación, fuerza y ganas de trabajar, pero, si no es así, te sientes cada día más estresado o si aparecen síntomas fisiológicos como alteraciones del sueño, falta de apetito o dolores musculoesqueléticos, no esperes a que se agraven y consulta a un profesional.