Cada año que comienza se convierte en una metafórica línea de salida hacia la consecución de metas, la realización de nuevos propósitos o la consolidación de apuestas o tendencias heredadas del año que se fue. Este último caso refleja claramente el tema que hoy nos ocupa: las tendencias en alimentación para 2022. Y es que, si bien pueden surgir sorpresas innovadoras, en lo que a la manera de alimentarnos se refiere la apuesta por los productos ecológicos y saludables y su protagonismo, desde hace una década, tiende a consolidarse en el año que acabamos de estrenar. Real food, dieta flexitariana o productos con storytelling son algunas de las tendencias que, estrechamente relacionadas con la dieta mediterránea, ganan enteros en la manera de alimentarse de medio mundo.
Es seguramente una de las tendencias en alimentación que más se ha extendido en los últimos años. Este movimiento, que defiende la divulgación y el consumo de la comida sencilla y rechaza los alimentos procesados, aterrizó en España en 2019 pero ha sido sin duda el 2021 el año de su consolidación. Su objetivo fundamental es mejorar la salud a través de la manera de alimentarnos. Los realfooders destierran productos como la bollería, los snacks, barritas y cereales refinados, los precocinados y en general, todos los alimentos cargados de azúcares, sal, conservantes y saborizantes. Su alimentación se basa en productos naturales como los frutos secos, las frutas y verduras, legumbres, huevos, leche fresca y carnes y pescados sin procesar. Su lema es “no se trata de hacer dieta sino de comer comida real”.
Esta es una de las tendencias que cada día gana más adeptos entre los consumidores más jóvenes. Sin duda la calidad del producto es importante, pero el origen del mismo no se queda atrás. Internet nos da la posibilidad de informarnos sobre cada producto que consumimos, su procedencia, composición, cómo ha sido procesado y transportado. Con todos estos datos sobre la mesa, el consumidor se decanta por aquellos productos cuya vida e historia está más alineada con sus ideas y convicciones. Esta tendencia se está convirtiendo en un filón para las marcas que están llevando a cabo todo tipo de acciones para acercarse al consumidor. Las estrategias de las compañías se dirigen hacia una publicidad basada en los propios trabajadores de la empresa o en los orígenes de la misma o en dar todo tipo de facilidades para que los posibles compradores puedan estar perfectamente informados de aquello que van a consumir.
Desterrada la creencia de que toda grasa es perjudicial, las grasas de origen vegetal se coronan como productos muy saludables, equilibrados y totalmente necesarios para conseguir una buena y balanceada nutrición. Aguacate, aceitunas, aceite de oliva, de coco o de girasol o frutos secos son cada día más populares en nuestras cocinas. Todos estos productos son versátiles, fáciles de integrar en cualquier receta o preparación y una gran fuente de energía, perfecta para gente activa, dinámica y deportista.
Podríamos decir que se trata de un enfoque del vegetarianismo más flexible. Surge como respuesta a las necesidades de unos consumidores que buscan una nutrición funcional, sana y basada en los vegetales, que se convierta en el pilar de una vida más saludable y que sea escrupulosamente respetuosa con el medioambiente. El Covid-19 ha marcado un punto de inflexión hacia la expansión del flexitarianismo. Cada vez son más los consumidores que se interesan por los vegetales, por ser los productos más sostenibles y que más cualidades aportan a su salud y bienestar. De hecho, se espera que las proteínas vegetales alternativas representen cerca del 11% del mercado total de las proteínas en poco más de diez años.
Cada vez más estudios evidencian los múltiples beneficios de las bacterias para el sistema digestivo y la salud en general. Los pre y probióticos se convierten así en la panacea para la función inmunológica, la salud metabólica, el estado de ánimo, la agudeza mental o la sensación de energía o fortaleza. El enfoque de los consumidores ha pasado de buscar alimentos que alivien el malestar del aparato digestivo a una actitud proactiva en la que se convierte a las bacterias en la mejor defensa y garante de un intestino sano.
Cada día son más los consumidores que están dispuestos a pagar un poco más por productos elaborados con materiales sostenibles. Una tendencia que también gana enteros a la hora de encontrar alimentos ecológicos y de cercanía que respalden a los productores de su zona, impulsen la economía de las comunidades locales y respeten su entorno. Conscientes del impacto ambiental de su consumo y del sistema alimentario en general, los consumidores de hoy tienen un enfoque específico sobre los materiales finitos y los desechos físicos. Por ello, cada vez más, exigen a las empresas productoras una mayor responsabilidad en la producción y en la gestión de los residuos o el uso de energía limpia en todos sus procesos de producción.
Los avances tecnológicos han revolucionado el sector de la alimentación y las bebidas. Mientras las empresas adoptan nuevas formas de producción, los consumidores recurren a aplicaciones y a la IA para orientarse sobre cómo conseguir una nutrición personalizada y satisfacer así sus necesidades. Por todo ello, nunca ha sido tan importante propiciar una comunicación sincera y directa con los consumidores, pues solo así se consigue que éstos confíen en que los avances de la tecnología alimentaria son beneficiosos para su salud.
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