Luchar contra la subida de los precios de los últimos meses es batalla perdida, pero lo que sí podemos intentar es controlar el incremento del gasto que, esta constante escalada, está ocasionando en nuestros hogares. Una buena planificación de la compra, basada en nuestro presupuesto y necesidades reales y algún pequeño “truco” a aplicar en mercados y supermercados pueden marcar la diferencia en las finanzas familiares.

Pautas para ahorrar en la compra

Para ayudaros a hacer frene al alza de los precios, hoy os proponemos diferentes técnicas, tanto para ahorrar en el super como para fabricar listas de la compra que eviten disgustos a fin de mes:

Elaborar un presupuesto

Los expertos estiman que el gasto en el supermercado debe suponer entre un 10 y un 20 % del presupuesto familiar, pero lo cierto es que lo fundamental es ajustarse al presupuesto de cada familia. Sin obviar que los menús deben ser sanos y equilibrados, nunca debemos olvidar cuánto podemos gastar en la compra en función de las posibilidades económicas de nuestro hogar. Con esta premisa básica en mente, debemos establecer un límite de dinero a gastar en cada compra. Si al ir a pagar lo hemos sobrepasado, debemos intentar descartar los productos menos sanos y los caprichos.

Menús semanales

Elaborar los menús semanales e incluso mensuales es un buen método para saber qué vamos a necesitar exactamente y así no sucumbir a tentaciones o las típicas compras “por si acaso” que suelen engrosar las listas de desperdicio de alimentos.

Inventario de existencias

Ya sea a mano, en nuestro ordenador o con un Excel, debemos tener claro los productos que no pueden faltar en nuestra casa y con este listado bien claro, elaboraremos nuestra lista de la compra según los productos que nos faltan, los que se están acabando y los que todavía tenemos almacenados.

Hacer una lista coherente con nuestro presupuesto

Con nuestras necesidades, menús y presupuesto claro, la lista de la compra debe incluir:

• Productos imprescindibles: como aceite, sal, ajos. Son aquellos productos que siempre se necesitan y que además se conservan durante mucho tiempo sin perder sus propiedades.
• Productos frescos. Lo ideal sería que frutas, verduras, carnes y pescados se compraran casi a diario, pero, si no es posible, debemos mirar siempre la fecha de caducidad y optar por los congelados, en caso de no poder acudir tan a menudo al supermercado.
• Productos de temporada. Esta es una de las mejores opciones pues no solo están en su mejor momento de sabor, propiedades y variedad, sino que además suelen tener los precios más bajos.
• Productos atemporales. Conservas, cafés, galletas, pasta, legumbres… Caducan a muy largo plazo y son el fondo de despensa perfecto, pero siempre debemos controlar nuestras existencias para no almacenar cantidades innecesarias.
• Productos de higiene. Si tienes espacio en casa, al no tener fecha de caducidad, estos productos te permiten aprovechar las ofertas y comprar mayores cantidades cuando estén más baratos.

Trucos en el supermercado

Ya hemos puesto en práctica todos los puntos anteriores y ahora nos encontramos en el supermercado rodeados de tentaciones, supuestas “gangas” y todo tipo de técnicas de venta a las que sucumbiremos por falta de conocimiento de las mismas. Para evitarlo puedes seguir estos consejos:

• Atención a la distribución del super. La colocación de los productos está más que estudiada y su objetivo es que compres más y lo más caro. Es fundamental que mires siempre las baldas inferiores y superiores e intentes adquirir los productos que en ellas se alojan, pues los de los estantes centrales (a la altura de los ojos y las manos) suelen ser los más caros.
• Nunca vayas con hambre. No hay peor consejero a la hora de comprar que un estómago vació. Si acudes al super con hambre es más que probable que compres más cantidad y más caprichos innecesarios, super calóricos, poco saludables y mucho más caros.
• Evita ir con niños. Junto con el hambre los peques de la casa son el mayor peligro a la hora de engrosar tu cesta de la compra en cantidad y precio. Si no compras a tu hijo el capricho que se le antoje es probable que te mote una rabieta y tu acabes llenando el carro de productos innecesarios para evitar montar el escándalo.
• Fíjate en el precio unitario. Es la mejor manera de saber si un producto es caro o barato y compararlo con otros similares.
• Marcas blancas. Estas marcas más baratas son cada vez de mayor calidad y suponen un ahorro nada desdeñable para la economía doméstica. Cuantos más productos “blancos” incluyas en tu cesta menor será el gasto mensual de tu hogar. También es aconsejable dedicar unos minutos a ver las ofertas del día y aprovecharlas.
• Bolsas propias. Llevar las bolsas de casa es un buen modo de ahorrar en el super. Puede que cuesten solo unos céntimos, pero, si calculamos el gasto anual, comprobarás que es más de lo que pensabas. Además, estarás contribuyendo a cuidar el medio ambiente.