El vertiginoso ritmo de vida actual ha relegado la alimentación a los puestos de cola de nuestra lista de prioridades. Alimentos precocinados, comida rápida y todo tipo de productos, cargados de grasa, azúcares e ínfimo aporte nutricional, se han convertido, para muchas familias, en los mejores comodines ante la falta de tiempo para planificar y preparar un menú saludable y equilibrado. Pero los expertos advierten, más allá de las altísimas tasas de sobrepeso (solo el 25% de la población española estaría en su peso adecuado), la deficiente nutrición de la sociedad actual puede multiplicar hasta por 12 las posibilidades de desarrollar patologías cardiovasculares y oncológicas. Según la Fundación de Riesgo Española de Acontecimientos Coronarios, asistimos a una pandemia de obesidad que exige medidas urgentes para mejorar los hábitos alimenticios.
Y es que la alimentación es, según los científicos, uno de los pilares de nuestra salud, bienestar y calidad de vida. Por ello, recomiendan una correcta planificación de los menús semanales, que tenga en cuenta desde los requerimientos nutricionales de cada persona, a las propiedades de cada alimento y sus cantidades recomendadas y también el cómo prepararlos. Si un buen sabor o textura es imprescindible para que un plato sea apetecible, también los tiempos de cocción o la forma de preparar un producto es fundamental para que ésta conserve todos sus nutrientes.
Otro aspecto fundamental para que la alimentación se convierta en un pilar de nuestra salud es apostar por la cocina de temporada. De ella obtenemos un doble beneficio ya que, no solo nos garantiza un extra de sabor, sino que es mucho más saludable, pues los productos se encuentran en el momento álgido de maduración y con todos sus nutrientes intactos.
Sin duda, cada persona tiene unos requerimientos nutricionales y calóricos diferentes. Edad, sexo o estilo de vida marcan claramente esas necesidades, pero, lo que sí debe guiar el diseño de cualquier dieta, es la variedad y el equilibrio. Una alimentación saludable debe incluir al menos 5 raciones de frutas y verduras al día. También debe incluir cereales, legumbres, proteínas (a ser posible magra) y grasas saludables. A grandes rasgos, una dieta bien balanceada podría incluir un 40% de proteínas (preferiblemente pescado o carnes blancas), un 30% de hidratos de carbono (mejor frutas, verduras y legumbres que harinas refinadas) y entre un 20 y un 30% de grasas (aceite de oliva, frutos secos o aguacate serían una buena opción). En cuanto a los azúcares, no hay una cantidad recomendada porque, en realidad, no son recomendables en ningún caso. Al igual que la comida basura, los aperitivos salados y embolsados o los embutidos, sólo se deben consumir de manera esporádica.
En resumen, la calidad de lo que comemos repercute directamente en la calidad y el buen funcionamiento de nuestros órganos, tejidos, músculos, huesos y, no menos importante, en nuestra mente. Por todo ello, cuidar nuestra alimentación al máximo y llevar una vida activa, que incluya a diario ejercicio físico, es el mejor garante de nuestra salud y calidad de vida presente y futura.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR